Cómo tratar el Virus del Papiloma Humano
Tratamiento del papiloma en adolescentes

El Virus del Papiloma Humano (VPH) suele entrar silenciosamente al organismo y en ocasiones así permanece durante un tiempo más o menos extenso hasta que los genitales comienzan a llenarse de verrugas (condiloma acuminado), o en el útero aparecen placas rugosas de color blanco (condiloma plano) que sólo pueden diagnosticarse mediante la observación con equipos médicos especiales.

Es frecuente que junto al papiloma se manifiesten otras infecciones de transmisión sexual que sí producen síntomas como flujo, ardor, prurito, calor y coitalgia (dolor al coito). Ellos emiten la alarma y motivan la visita al especialista.


¿Qué son los condilomas?

Los condilomas o verrugas genitales se localizan en los epitelios expuestos como la piel de la zona ano-genital, labios mayores y menores de la vulva, escroto, pene, glande y surco balano-prepucial. También se presentan en las mucosas de la vagina, cuello uterino y región del introito vulvar. En el varón se reportan afecciones en la uretra, la próstata, vesícula seminal, uréteres y vejiga.

Tras la inoculación del virus, éste se desarrolla en cuatro fases: incubación, expresión activa, contención y tardía. En la primera existe el riesgo de contagio, pero este es mucho mayor en la segunda cuando aparecen las verrugas y  ante cualquier desgarramiento, éstas se extienden aún más. En este momento asoman lesiones clínicas (visibles) o subclínicas cuya detección requiere estudios de laboratorio (citologías, biopsias y técnicas de detección de ADN) o exámenes especializados como la colposcopía.

En la de contención (aproximadamente a los 3 meses de las primeras manifestaciones clínicas)  se pone en marcha la respuesta inmunológica del enfermo y el organismo se convierte en un verdadero campo de batalla por preservar la salud. 

Por último llega la fase tardía donde la situación puede evolucionar en dos sentidos: uno conduce a la expresión permanente de la enfermedad o a la alternancia de períodos sintomáticos con otros libres de ellos, y el otro lleva a la regresión total de los síntomas volviéndose un virus invisible incluso para los estudios más acuciosos, convirtiendo a estos pacientes en portadores y transmisores de la enfermedad.

Debido a las características propias de la enfermedad y su no siempre fácil diagnóstico, los pacientes a veces conviven con el VPH durante tiempo sin saberlo y usualmente este llega para quedarse.

Virus del Papiloma y el cáncer de útero


Existe una probada y peligrosa predisposición entre las mujeres contagiadas a padecer cáncer de útero, por lo que es importante mantenerse alertas ante la posibilidad de contraer la enfermedad luego de relaciones sexuales riesgosas, y si éste ya ha entrado en nuestro cuerpo, pues se impone sistematizar exámenes como el Papanicolaou y las colposcopía, efectivos métodos para diagnosticar a tiempo la existencia de células anormales en los tejidos del útero y la vagina.

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