La adolescencia es un momento de cambios y de reafirmación de la identidad por eso los adolescentes necesitan un lugar que refleje su personalidad y este territorio libre en su habitación, su espacio de privacidad.
Los adolescentes necesitan un espacio de privacidad
La habitación es el único lugar de la casa, y del mundo, que el adolescente es su dueño. En este espacio que debe siempre respectado, los jóvenes sueñan, disfrutan de su sexualidad, escuchan música, chatean con sus amigos, hacen los deberes, leen y, muchas veces, también se encierran a sufrir y a llorar. Por eso los hijos adolescentes son muy celosos en proteger este espacio libre de su privacidad, y tienen razón, es su único espacio propio.
No hay que montar peleas porque la habitación del hijo tiene una decoración completamente diferente de toda la casa. Es una seña de identidad y reflejo de su personalidad. Un adolescente siente pánico solo en imaginar que una madre podrá opinar cómo decorar la habitación para que se parezca más a las que salen en las revistas. Los adolescentes quieren una habitación llena de recuerdos, de sus cantantes y actores favoritos y de eslóganes con las cuales se identifican.
Siempre llamar a la puerta antes de entrar en la habitación del adolescente
La búsqueda de un espacio propio, de un lugar de intimidad, es natural en una persona adulta y esa necesidad comienza a manifestarse en la adolescencia. Hay que hablar y consensuar si el hijo adolescente puede encerrarse con llave o no, si los padres cierran su habitación con llave, es probable que el hijo quiera el mismo derecho. Por eso dice que tiene que haber acuerdos y normas, entre ellas una muy importante, golpear la puerta antes de entrar. El hijo adolescente tiene derecho a la privacidad de sus emociones y sexualidad.
Nunca invadir la habitación de un adolescente sin permiso
Lo cierto es que los adolescentes, en su búsqueda y reafirmación de su identidad, reclaman privacidad, y dejar de compartir el cuarto con sus hermanos menores. Lo importante es saber transmitirles que también es necesario mantener el orden y la limpieza en el ámbito privado, y establecer reglas claras de convivencia en la familia.
La habitación puede ser un caos total, pero está prohibido entrar sin permiso, aunque sea para limpiar y tirar lo que se considera inútil. Hacer tal cosa implica irrumpir en la intimidad del hijo adolescente, que los jóvenes procuran preservar a toda cosa. Lo mejor para evitar conflictos es respetar la privacidad y pedirles a los adolescentes que ellos mismos ordenen y limpien la habitación.
|